lunes, 8 de abril de 2013

LA PLATA: tanto dolor, tanta historia, tanto sentido.


Buenos Aires,     medianoche  del 8 de  marzo de 2013

Acabo de ver en 678 a militantes juveniles  de una lucidez descomunal y a la decana de la Facultad de Comunicación de la UNLP, de una lucidez también descomunal por la historia que sabe portar con sus palabras, que articula como desde un inconsciente colectivo, conformado esta vez por Rodolfo Walsh, la militancia de los setentas, el primer peronismo,  Néstor Kirchner, y un tejido denso, tramado por una historia inmensa, que confluyen en un nuevo sujeto, definitivamente, argentino. 

Impresionado  estos días
por las inundaciones en La Plata, ciudad en la que se recibió mi abuelo, el Dr. Ramón Cardoso y Trejo, nombrado Ministro de la Corte Suprema de Justicia de Santiago del Estero por el más virtuosos de los gobernadores santiagueños, D. Absalón Rojas.

La Plata, donde se recibió el Cuchi Leguizamón,  mi hermano Germán Pablo Cardoso y mis amigos más queridos. También donde desaparecieron tantos, tantas, tantos, tantas, queridas/os compañeras/os.

La Plata, a donde se fue a vivir el Dr Alfredo Saintout, peronista,  el más popular de los médicos de mi pueblo, Benito Juárez, donde se instaló papá, el Dr. Luis Antolín Cardoso, que heredó la mayor parte de los pacientes del doctor Saintout.

Esto es, quiero decir, que hay una historia. Hay una construcción histórica detrás de esta tragedia y la resolución a la que asistimos: solidaridad generalizada, militancia focalizada, un hálito de vida inmensa frente a dolor tan tremendo. 

Que la nieta del doctor Saintout, la decana de la Facultad de Comunicación de la UNLP,  Florencia SAINTOUT,  brillantemente haya puesto como en  blanco sobre negro el sentido de la militancia hoy, nowadays,  houjourd'hui,  AQUÍ, AHORA, HOY. Un sentido que  condensa, más allá de la tragedia tremenda, al sujeto colectivo que lleva el hilo conductor del relato de ésta Historia argentina: los humildes, los desamparados, el pueblo llano, el pueblo solidario, la militancia donde “la patria es el otro”. Por fin, 'la' democracia. 

Mi padre fue antiperonista. Yo no soy peronista; pero como nieto de actores de la segunda línea de la Generación del '80, aplaudo esta administración; aplaudo esta militancia: ESTO ES UNA REFUNDACIÓN DE LA REPÚBLICA. Aquí recién empieza la “República verdadera”, al decir de Halperin Donghi (o Mitre?), y no con la Ley Saenz Peña. La República Democrática, quería decir Donghi.  Yo quiero decir, que la República Democrática comenzó en 2003 y se cristaliza ahora.
 Como no tengo las dotes de escritor que debería tener, por los ancestros que llevo dentro, quiero compartir con  Ustedes la nota de un escritor platense entrañable,  Eric Calcagno: La inundación en La Plata: 







Eric Calcagno. Diputado Nacional FpV. Sociólogo y Administrador Público egresado de la Universidad de París. 


lunes, 1 de abril de 2013

Japón da "sabor a las personas". Yukio MISHIMA



KAWABATA, Yasunari; MISHIMA, Yukio Correspondencia (1945-1970), Emecé Editores S.A. Buenos Aires, Argentina, impreso en abril de 2003. Traducción del francés de Liliana Ponce. Título original: Kawabata Yasunari-Mishima Yukio: Ohfuku Shokan; Título de la traducción al francés: Correspondance (1945-1970)


Kawabata/Mishima: Correspondencia 1945-1970

Carta dirigida por Mishima Yukio (a/c Tarama Lins, Estado de San Pablo, Brasil) a Kawabata Yasunari (Hase 246 [sic], Kamakura)

13 de febrero de 1952.
            Discúlpeme por mi largo silencio.
            Le quiero agradecer todo lo que su esposa y usted han hecho por mí en el momento de mi partida[1]. Escribo esta carta desde la explotación agrícola de Tarama Toshihiko, no lejos de Lins, a una hora y media de avión, aproximadamente de San Pablo. Toshihiko adquirió perfecto dominio de la lengua brasileña, y por eso no hay nada asombroso en que haya cambiado tan fácilmente su título de nobleza por el de terrateniente.
            Passin me hizo grandes servicios en Nueva York. Acababa de regresar a los Estados Unidos después de haber perdido a su hijo –que todavía era un bebé-, pero me ayudó mucho, especialmente haciendo de intérprete en mis entrevistas. Si lo encuentra, transmítale, se lo ruego, mis mejores recuerdos.
            En Nueva York utilicé solamente la carta de presentación de Parssin. La señora Williams también me había dado una carta de recomendación para el Departamento de Estado, pero como me habría molestado que se cruzaran una y otra, esperaré estar en Grecia para hacer uso de ella.
            En los Estados Unidos todo el mundo se ha mostrado muy gentil, y la señorita Kruger, una amiga de Passin, se ocupó especialmente de mí. Me sorprendió hasta qué punto los norteamericanos que encontré eran simpáticos, pero no es lo mismo ser simpático que tener personalidad, y en este punto nadie puede rivalizar con los extranjeros que, como Passin, residieron mucho tiempo en nuestro país. Es que Japón da “sabor a las personas”.
            Desde mi llegada a América del Sur, estuve completamente seducido por los brasileños. Jamás vi gente tan poco complicada, inclusive los residentes japoneses son abiertos y agradables –quizá porque la mayoría de ellos tiene fortunas que se calculan en millones-, y no se pueden comparar con los japoneses serviles instalados en Hawái o sobre la costa oeste de los Estados Unidos desde hace una o dos generaciones en principio, son cultos, saben más sobre nuestro país que los que viven en Honolulú, lugar más cercano a Japón.
            Lo mismo ocurre en lo que concierne a la lengua: el portugués, que tiene muchas vocales, se pronuncia casi como el japonés, y hasta el hablado  por nuestros compatriotas suena bastante natural. Cuando los emigrados japoneses de Hawái o sus niños o sus niños, dicen, por ejemplo: “Let’s go” o “Hey, hey, come on, go ahead[2], estos giros de anglosajones corpulentos, que no les sientan en modo alguno, son de una fealdad estremecedora, pero nada de esto pasa con el idioma portugués, que se adecua mejor a los japoneses.
            Estaba convencido de que en lo de Tarama debería trabajar en el campo con una azada, pero eso está lejos de ser mi caso: estoy tan fatigado que paso mi tiempo sin hacer nada. Las costumbres de las hormigas corta-hojas, entre otras, son muy interesantes, y hay también colibríes y tatúes en esta zona, aunque todavía no los he visto.
            Iré a San Pablo hacia el 16, y desde allí pariré para conocer regiones más escondidas del Brasil, en compañía de un viejo zorro, un tal Nakanishi. Planeamos ir al Mato Grosso y llegar hasta la frontera boliviana> los japoneses que llegan hasta allá se cuentan apenas, según me dice, con los dedos de las manos.
            Volveré para el carnaval de Río, que comienza el 23 de (estoy fascinado por ir), y una vez que termine, tengo la intención de partir para la Argentina, pero como tengo dificultades para obtener una visa, si no la consigo, voy a regresar directamente a Nueva York.
            En esta época, en Japón el frío es muy riguroso, le ruego que cuide su salud.
MISHIMA, Yukio
            Transmítale mis respetos a su esposa.

Mishima Yukio


KAWABATA, Yasunari
BIOGRAFÍAS DE LOS AUTORES
Yasunari Kawabata
nació en Osaka en 1899. Huérfano a los tres años, insomne perpetuo, cineasta en su juventud, lector voraz tanto de los clásicos como de las vanguardias europeas, fue un solitario empedernido. Escribió más de doce mil páginas de novelas, cuentos y artículos y es uno de los escritores japoneses más populares dentro y fuera de su país. Mantuvo una profunda amistad con el escritor Yukio Mishima, del que fue mentor y difusor. Recibió el Premio Nobel de Literatura en el año 1968. Entre sus obras, muchas de ellas marcadas por la soledad y la sensualidad, se destacan La bailarina de Izu, La casa de las bellas durmientes, El maestro de go, lo bello y lo triste (EMECÉ, 201) Y País de nieve (Emecé 2003). Kawabata se suicidó a los setenta y dos años. 

Yukio Mishima nació en Tokyo en 1924, en el seno de una familia de samuráis. Se graduó en Derecho en la Universidad Imperial de Tokyo y durante un tiempo trabajó en la administración pública. Su primera novela, Confesiones de una máscara, obra autobiográfica centrada en el despertar de la sexualidad, apareció en 1949. Desde entonces escribió varios libros, entre los que se cuentan El tumulto de las olas (1954), El pabellón de oro  (1956), Nieve de primavera  (1966) y Caballos desbocados (1968). Su obra describe todas las variaciones posibles que puede tomar el instinto de autodestrucción> horror por la vejez, fascinación por la muerte, deseo de alcanzarla con el ser amado.
En noviembre de 1970 se suicidó según las normas de un elaborado ritual. Tenía cuarenta y cinco años. 






[1] El 25 de diciembre  de 1951, Mishima se embarcó para América a bordo del Presidente Wilson. Esta “vuelta al mundo”, realizada como corresponsal extranjero especial para el diario Asahi, lo llevó a los Estados Unidos, al Brasil, y luego a Francia y a Grecia. El escritor regresó a Japón en mayo de 1952.
[2] Todas estas expresiones están escritas en inglés norteamericano en el original.